¿Es la historia militar un tema acabado para la historiografía?

Entre el valor, el heroísmo y el mito
20/10/2023

¿ES LA HISTORIA MILITAR UN TEMA ACABADO PARA LA HISTORIOGRAFÍA?

POR

CAMILO OSORIO GÁLVEZ

Hace un tiempo, un connotado historiador nacional, al presentar un libro sobre la Independencia causó gran conmoción al sentenciar que con este libro recientemente presentado, sobre la Independencia estaba todo dicho. ¿Es realmente así? ¿Es la Historia Militar un tema acabado para la historiografía?

Humildemente creemos que no, pues, sobre el mismo caso de la Independencia no sabemos mucho sobre el ejército realista; su organización, logística, abastecimiento o algunos comandantes destacados; por lo tanto ya con solo esa problemática se nos abre una arista de investigación que no ha sido debidamente cubierta por la historiografía: la historia de la otredad, viendo al otro no como “el malo” o el villano sino como una problemática en sí misma.

En este aspecto, nos encontramos que en la nutrida historia de conflictos tanto internacionales como civiles dentro del siglo XIX chileno, hay un actor ausente que pasa inadvertido en medio de la construcción de modelos heroicos virtuosos que deben inspirar a las nuevas generaciones de soldados.

Pero la frase de Gabriel Salazar, tal vez – creemos – se sustenta en un punto de vista que tampoco es antojadizo, y son las aristas que nos llevan a preguntarnos ¿Cómo se escribe la Historia Militar? Y a su vez ¿Cómo se enseña la misma? Ahí es donde quizá encontramos el sustento de este todo dicho pues aún prevalece el enfoque de epopeya en las gestas heroicas; y a la vez, los criterios técnicos que inciden en la victoria o derrota de los ejércitos en pugna; así entonces, la narrativa de la Historia Militar como disciplina – si siguiéramos esos parámetros – no tendría mucho más que aportar al debate, pero, nos encontramos con temáticas que aún no han sido exploradas, como por ejemplo la participación de las provincias en los distintos conflictos, donde aparecen algunos trabajos hechos por investigadores locales que se dan la tarea de recopilar las distintas fuentes, pero que lamentablemente no tienen una circulación masiva, primero por los costos de publicación que son asumidos por los propios autores o por el escaso interés por lectores de otras ciudades que presten atención a esas temáticas.

De todos modos aún son muchos los temas pendientes, pero la crítica de los historiadores civiles también radica en un cierto “sesgo ideológico” del historiador militar; animadversión que posiblemente se deba a la reticencia de “lo militar” por un enfoque más centrado en una lucha de clases que la presenta como una historia de la opresión o de las elites en detrimento del elemento obrero que pelea sus guerras, enfoque que se alimentó profundamente en los últimos años, prejuiciando cierta tendencia política de los historiadores militares y al objeto de estudio como una romantización de la violencia, lo que sin duda está muy alejado de la realidad; dado que entre los mismos investigadores especialistas hay un margen variopinto de tendencias y al final se busca presentar un análisis de hechos, basados en el método científico, en que se combina la narración del horror del combate con la rigurosidad del método historiográfico; lo que por ejemplo logra muy bien el libro de Gabriel Cid y Carmen Mac Evoy Terror en Lo Cañas, publicado por editorial Taurus el año 2021 donde cuenta los pormenores de la matanza en la hacienda de Lo Cañas para la Guerra Civil de 1891, que terminó por decidir el curso del conflicto en favor del bando congresista, justamente por la crueldad con que se dieron esos hechos.

Así nos acercamos a otra problemática propia de la Historia Militar como disciplina ¿Cuál es el rostro de la batalla en la historiografía militar chilena? Haciendo una recepción del libro The Face of Battle del historiador británico John Keegan donde nos muestra un análisis de las batallas de Agincourt, Waterloo y del Somme desde el punto de vista humano, desde el soldado, problemática aún pendiente en la historiografía militar chilena que mayoritariamente se ha construido en base a la epopeya y a la gesta heroica, como ya lo expusimos más arriba.

Ya en otro texto hicimos mención a la construcción del heroísmo, donde planteamos que hubo hombres de carne y hueso que ante circunstancias apremiantes tomaron la decisión de sacrificarse por la libertad y la patria, sin olvidar su pathos interno , lo que gradualmente se va olvidando en la construcción del bronce que cae en levantar un modelo excelso de virtudes que deshumanizan al hombre y a la vez vuelve al modelo en un anacronismo para las generaciones futuras, dado que les es imposible, a través de su humanidad, acercarse a la magnanimidad de estos monumentos que crean identidad, pero son inalcanzables (no por nada esto es el origen del dicho despectivo “no le llegas ni a los talones” haciendo referencia al tamaño de estas estatuas y sus bases que superaban cualquier estatura humana promedio).

De esta forma, la Historia Militar no solo es el estudio de héroes y gestas, sino que como dice Roberto Arancibia, es el estudio del hombre militar en el tiempo, donde la guerra, definida por Clausewitz como la extensión de la política por otros medios. viene a ser la extensión del objeto de estudio, pero no el objeto en sí mismo, pues la Historia Militar no es solo el estudio de las batallas o campañas, sino que también se nutre de las aproximaciones que a ella hacen la economía, la sociología, la antropología, la polemología o la psicología, entendiendo que finalmente es el soldado en el tiempo el que ha sido el protagonista de las gestas, pero cuyo estudio aun es uno de los desafíos pendientes de la disciplina, ya que, como lo dijimos antes, la Historia Militar no solo empieza y termina con la guerra como algunos creen, sino que también se deben estudiar las dinámicas de los ejércitos en tiempos de paz donde existen otras complicaciones y problemáticas tan complejas como la guerra en sí misma.

Esta breve reflexión sobre las aristas de la Historia Militar como disciplina bien pueden componer una filosofía de la misma donde se estudie por ejemplo las formas de escribir, la problemática de los estudios, de qué se ocupaban los historiadores, las fuentes y un largo etcétera; vacío que se llena en parte con el libro una introducción a la Historia Militar de Roberto Arancibia Clavel, publicado por la Academia de Historia Militar el año 2015, en que dedica un capítulo a este tópico.

Como podemos ver, conforme lo hemos expuesto en estas palabras, aún existen diversos temas pendientes para la historiografía militar, siendo el desafío de los divulgadores y especialistas dedicadas a la misma, donde el todo dicho de Gabriel Salazar queda insuficiente para la misma disciplina, no solo hablando de la Independencia, sino que también de la nutrida historia militar en más de 200 años de vida republicana o si nos vamos más atrás con las complejidades inexploradas de la guerra en Arauco o la invasión incásica.

De este modo, a manera de conclusión podemos decir que la Historia Militar chilena no es un tema acabado para la historiografía, dado que solo con lo que hemos expuesto se abren diversas líneas de investigación que están muy lejos de agotar el tema.

Para más información ver

ARANCIBIA, Roberto (2015) Una Introducción a la Historia Militar. Ed. Academia de Historia Militar, Santiago, Chile. KEEGAN, John.(2013) El Rostro de la Batalla. Ed. Turner Noema, Madrid, España

MAC EVOY, Carmen; CID, GABRIEL (2021). Terror en Lo Cañas, violencia política tras la Guerra del Pacífico. Ed.. Taurus, Santiago, Chile.

OSORIO, Camilo (2023) Entre el heroísmo, el valor y el mito. Columna de opinión publicada por la Academia de Historia Militar, Santiago, Chile.

1 Comment

  1. Luis A. Meza L. dice:

    Se agradece el gran trabajo de aquellas personas que dedican su tiempo y su vida a recuperar los hechos de nuestra historia a lo largo de nuestro país, muchas veces mal agradecidos por quienes tienen que velar por la educación de nuestro país, en ocasiones solo aludiendo a sesgos políticos que impiden que nuestra historia pasada y recién sea contada con seriedad a cada niño en las escuelas, así como también impartidas en la universidades en nuestro país. La historia es un hecho que nos identifica y marca profundamente nuestras sociedades, además es la que sostiene nuestra identidad como nación, por eso no hay que dejar que está sea relatada de forma maliciosa con la clara intención de influir en cambiar el verdadero rumbo de ella en función de intereses que no tienen nada que ver con conservar nuestra identidad como nación.
    Quiero agradecer de forma personal al académico y historiador don CAMILO OSORIO GÁLVEZ por ayudar a qué nuestra historia militar y nacional se siga manteniendo vigente a pesar de lo difícil que a sido el relato en estás últimas cinco décadas recientes, como también a la Academia de Historia Militar por el incansable trabajo de mantener vivo nuestros valores patrios a lo largo de nuestra existencia como nación.

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