OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA… EN UN DÍA COMO HOY

FALLECE D. MANUEL BLANCO ENCALADA.
05/09/1876
DESEMBARCO Y OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA
14/02/1879

EL CONFLICTO PREVIO A LA OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA

“La toma de posesión de esta región por parte de Chile no fue un hecho arbitrario ni carente de sustento jurídico, sino que la única reacción posible luego de la violación del tratado por parte de Bolivia.”

POR
GUILLERMO PARVEX

A las 6,10 de la mañana del 14 de febrero de 1879, ingresaron al puerto de Antofagasta los buques chilenos “Cochrane” y “O’Higgins”, sumándose al “Blanco Encalada” que permanecía en dicha bahía desde el 26 de diciembre del año anterior.

A las 7,40 horas, el coronel Emilio Sotomayor, comandante de las tropas chilenas, notifica al prefecto boliviano Severino Zapata que harán ocupación de dicha plaza por orden del gobierno de Chile, luego que Bolivia violara el tratado entre ambos países que había sido suscrito en Sucre, el 6 de agosto de 1874. La autoridad boliviana expresa su rechazo a la medida chilena y anuncia que se resistirán con todas sus fuerzas.

Una hora más tarde desembarcan ciento veinte hombres del Batallón de Artillería de Marina al mando del comandante de esa unidad, teniente coronel José Ramón Vidaurre. Otra compañía de 110 hombres – comandada por el capitán Exequiel Fuentes – pisa tierra unos veinte minutos después. Junto a ellos desembarcaba el jefe de las fuerzas expedicionarias, coronel Emilio Sotomayor.

Las tropas bolivianas no oponen ninguna resistencia y las fuerzas chilenas proceden a la ocupación de todas las instalaciones bolivianas, izando en ellas el pabellón nacional. Prácticamente no se dispara ningún tiro y los soldados chilenos son vitoreados por los casi 13 mil chilenos que viven en Antofagasta y que constituyen el 85% de su población.

Eso es lo que cotidianamente se habla de esta acción. Sin embargo, para la mayoría de las personas los orígenes de este conflicto son desconocidos, pero hoy los conoceremos objetivamente, basándonos en documentos oficiales de la época y que adquieren relevancia considerando el actual diferendo con Bolivia.

ORIGEN DEL CONFLICTO

En febrero de 1878, Bolivia decretó la aplicación de un impuesto adicional de 10 centavos por quintal de salitre producido a las compañías salitreras chilenas situadas en Antofagasta, violando de esa manera el Tratado de 1874 que indicaba claramente que no se aplicarían nuevos tributos a las firmas nacionales ubicadas en ese territorio durante 25 años, es decir, hasta 1903.

El Artículo IV de dicho tratado, señalaba textualmente:

“Artículo IV: Los derechos de exportación que se impongan sobre los minerales exportados en la zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no excederán la cuota de la que actualmente se cobra, i las personas, industrias i capitales chilenos no quedarán sujetos a más contribuciones de cualquiera clase que sean que las que al presente existen. La estipulación contenida en este artículo durará por el término de veinticinco años.”

Ante esta arbitraria decisión del gobierno altiplánico que claramente transgredía los acuerdos establecidos, el gobierno de Chile envió una nota a su par boliviano solicitando se dejara sin efecto esta alza de tributos para las empresas nacionales. Sin embargo, la protesta diplomática de Chile fue absolutamente ignorada durante meses por las autoridades bolivianas, ante lo cual La Moneda entregó una segunda nota de protesta el 2 de julio de 1878 , la que fue rápidamente rechazada por La Paz.

El 18 de diciembre de 1878, el ministro plenipotenciario de Chile en la Paz, Pedro Nolasco Videla, transmite a Bolivia las instrucciones emanadas desde Santiago, indicando que el cobro del impuesto significaba la ruptura del Tratado de 1874 y que la responsabilidad consiguiente recaería sobre el gobierno boliviano.

El 26 de diciembre de 1878, Martín Lanza Saravia, ministro de Relaciones Exteriores boliviano, contesta la nota de Pedro Nolasco Videla indicando que esta situación no debía significar la ruptura del Tratado de 1874, ya que existía el recurso arbitral para resolver las diferencias. Videla contesta pidiendo que se suspenda la ley del impuesto adicional para iniciar las conversaciones sobre el arbitraje. Bolivia responde de inmediato condicionando el arbitraje al previo pago de los impuestos adeudados por las salitreras chilenas desde el alza ilegal de febrero de 1878, lo que obviamente fue rechazado por Chile, considerando que el arbitraje no tendría sentido alguno si la medida en cuestión se aplicaba antes del inicio de las negociaciones.

Como una expresión de la voluntad chilena de hacer respetar los tratados, el 26 de diciembre de 1878 amaneció anclado en la bahía de Antofagasta el blindado “Blanco Encalada”, lo que en cierta medida dio algo de tranquilidad a los miles de chilenos que constituían el grueso de la población antofagastina, los que, dada la tensa situación, estaban siendo víctimas de constantes hostigamientos y abusos reiterados por parte de las autoridades bolivianas.

La permanencia del buque de guerra chileno en Antofagasta no corría ningún peligro, ya que Bolivia no contaba con marina de guerra ni mercante, y jamás había poseído algún navío, ni siquiera de pesca, ya que esta última actividad era realizada exclusivamente por chilenos.

El 3 de enero de 1879, dada la evidente violación del Tratado de 1874, Chile entrega un ultimátum a Bolivia anunciando que si se insiste en mantener esta ilegítima alza de impuestos a las compañías salitreras chilenas, se declararán nulos los tratados de límites de 1866 y 1874, por lo que nuestro país reivindicaría para sí los territorios ubicados entre los paralelos 23 y 24, que ocupaba antes del año 1866 y cuyos derechos había cedido a Bolivia.

El 11 de enero de 1879, no obstante las conversaciones existentes, el gobierno de Bolivia decreta el embargo de las salitreras chilenas.

El 21 de enero de 1879, el gobierno altiplánico pide explicaciones a Chile por la presencia del blindado “Blanco Encalada” en Antofagasta, a lo que nuestra cancillería responde que no hay intenciones bélicas.

El 1º de febrero de 1879 Bolivia emite un decreto disponiendo el remate de la Compañía de Salitres de Antofagasta, fijando la fecha de esta operación para el 14 de febrero de 1879.

El 2 de febrero de 1879, el representante de Chile en La Paz, Pedro Nolasco Videla, entrega una nota al gobierno de Bolivia que señala textualmente:

“Roto el tratado del 6 de agosto de 1874, porque Bolivia no ha dado cumplimiento a las obligaciones en él estipuladas, renacen para Chile los derechos que legítimamente hacía valer antes del tratado de 1866 sobre el territorio a que ese tratado se refiere. En consecuencia, el Gobierno de Chile ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus territorios i el Excelentísimo Gobierno de Bolivia no debe ver en ellos sino el resultado lógico del rompimiento que ha provocado i de su negativa reiterada para buscar una solución justa e igualmente honrosa para ambos países.
Pedro Nolasco Videla.”

OCUPACIÓN DE ANTOFAGASTA

La nota de Pedro Nolasco Videla fue respondida rápidamente por el gobierno de Hilarión Daza, rechazándola y anunciando que el remate se llevaría a efecto en la fecha fijada.

El 5 de febrero de 1879, el gobierno de Bolivia cita al embajador peruano en La Paz, José Luis Quiñones, le informa de la situación y le pide al Perú que se prepare a intervenir, en virtud del tratado militar secreto que había sido suscrito entre ambos Estados.

El 8 de febrero, el embajador de Chile en Bolivia entrega un nuevo ultimátum al gobierno de este país, con un plazo de 48 horas para recurrir al arbitraje.

El 9 de febrero, el nuevo canciller boliviano, Serapio Reyes Ortiz, llega a Lima a pedir al gobierno peruano hacer efectiva la alianza militar secreta entre Perú y Bolivia que había sido acordada en 1873.

Poco antes del mediodía del 11 de febrero de 1879, se celebró un consejo de gabinete en La Moneda encabezado por el Presidente Aníbal Pinto para analizar la grave situación. Mientras se debatían los cursos de acción a seguir ante la violación del Tratado de 1874 por parte de Bolivia, llegó un telegrama dirigido al Presidente Pinto anunciando que el gobierno altiplánico no procedería al remate de las compañías chilenas, sino que derechamente las expropiaba en favor de ese Estado. Este telegrama fue considerado por el gabinete ministerial y por el Presidente de Chile como la muestra definitiva de la transgresión de los tratados vigentes.

Fue entonces que Aníbal Pinto, con el respaldo unánime de sus ministros, dispuso la ocupación de Antofagasta, ordenando que el blindado “Cochrane” y la corbeta “O’Higgins”, que estaban fondeados en Caldera, zarparan de inmediato hacia Antofagasta, en cuya bahía permanecía el blindado “Blanco Encalada” desde fines de diciembre de 1878.

El 12 de febrero de 1879 se envía una circular telegráfica a todos los intendentes anunciando la decisión. Este documento señala textualmente:

“Valparaíso, Febrero 12 de 1879. 12 horas con 20 minutos P. M.
El Gobierno de Bolivia, desentendiéndose de nuestras reclamaciones, ha declarado la expropiación de nuestros nacionales, apoderándose de las salitreras sin dar esplicacion alguna. El Gobierno de Chile ha retirado a nuestro Ministro i las tropas de la república están ya en marcha para ocupar a Antofagasta i demás puntos que convenga.
Belisario Prats. Ministro del Interior.”

El mismo 12 de febrero, el cónsul de Chile en Antofagasta, Nicanor Zenteno, recibe secretamente -a través de marinos chilenos- una comunicación anunciando la ocupación de Antofagasta. La nota señalaba:

“En pocas horas más el litoral que nos pertenecía antes de 1866, será ocupado por fuerzas de mar i tierra de la república y V.S. asumirá el cargo de Gobernador Político i Civil de ese territorio. En el desempeño de estas delicadas funciones recomiendo a V.S., que no omita diligencia para que las personas e intereses de todos los habitantes de ese litoral sean respetados i garantidos, como sucede bajo el imperio de nuestras leyes, a fin de evitar reclamaciones de cualquier género que sean i, hacer, en cuanto sea posible, simpática nuestra administración aún a los mismos bolivianos allí residentes.
Dios guarde a usted.
Alejandro Fierro, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.”

El 13 de febrero de 1879, mientras los buques chilenos enfilaban hacia el norte, el prefecto de Antofagasta, Severino Zapata, reforzó sus fuerzas de Gendarmería con las guarniciones acantonadas en Mejillones y Caracoles. Ese mismo día, el canciller boliviano, Serapio Reyes, responde la nota de Videla calificándola de estar fuera de las prácticas diplomáticas y exige el inmediato zarpe del buque chileno anclado en Antofagasta, agregando que no acepta ir al arbitraje.

El 14 de febrero, como ya hemos visto, llegan las tropas chilenas y el coronel Sotomayor envía el siguiente mensaje al prefecto Zapata:

“Antofagasta, febrero 14 de 1879
Señor Prefecto:
Considerando el Gobierno de Chile, roto por parte de Bolivia el Tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23. A fin de evitar todo accidente desgraciado espero que usted tomará todas las medidas necesarias para que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias como asimismo sus connacionales. Dios guarde a usted.
Emilio Sotomayor. Comandante de las Fuerzas Espedicionarias de Chile.”

La respuesta del prefecto Zapata no se deja esperar:

“Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura del Departamento, sólo podré salir de él por la fuerza. Puede Usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos desarmados, pero dispuestos al sacrificio i al martirio. No hay fuerzas con que poder contrarrestar a los tres vapores blindados chilenos, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada.
Severino Zapata. Prefecto del Departamento de Cobija.”

Ante la negativa del prefecto Zapata, las tropas chilenas en un reducido número, no superior a 250 hombres, desembarcan y asumen el control de Antofagasta, sin encontrar resistencia armada de parte de las fuerzas bolivianas. Son recibidas con entusiastas aplausos por la multitud que se congrega desde el muelle hasta el centro de la ciudad. Esto no era de extrañar, pues casi todas estas personas eran chilenos residentes en Antofagasta.

El coronel Sotomayor envió entonces un nuevo mensaje al jefe boliviano que se encontraba atrincherado en el edificio de la Prefectura con sus tropas, señalándole:

“Antofagasta, Febrero 14 de 1879.
Acabo de recibir su nota de hoy, i en contestación a ella creo es el caso de hacerle presente que, para evitar toda efusión de sangre, se sirva ordenar se haga entrega de las armas i tropa de su dependencia al Comandante don José Ramón Vidaurre.
Respecto a las garantías a que he hecho referencia en mi nota anterior, puede tomar pasaje en el vapor del Sur que pasa para el Norte el 16, poniéndose de acuerdo con el que suscribe antes de verificarlo, por si así creyere conveniente.
Dios guarde a usted.
Emilio Sotomayor.”

El prefecto Zapata, comprendiendo que no tenía otra opción, respondió con la siguiente nota a través del mismo emisario chileno :
Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

“Al señor Comandante de las fuerzas espedicionarias.
Estando tomada esta plaza por las fuerzas de su mando i amotinado el populacho chileno, he creido conveniente que la fuerza de esta guarnición salga para Cobija por tierra. Así queda obviado todo inconveniente i salvada toda dificultad.
El día 16 partirá el suscrito i demás empleados al puerto de Cobija, cediendo a fuerza mayor.
Dios guarde a usted.
Severino Zapata.”

Una vez ocupada la ciudad, el coronel Sotomayor procedió a nombrar a las autoridades con el fin de asegurar su normal funcionamiento. Para tales efectos dictó un bando nominando al hasta ese momento cónsul de Chile, Nicanor Zenteno, como gobernador del Departamento de Caracoles y al capitán de corbeta Javier Molina como gobernador marítimo

Para asegurar la zona, el jefe militar chileno dispuso la ocupación de Salar del Carmen y de Caracoles por una unidad de la Artillería de Marina al mando del capitán Francisco Carvallo, y el zarpe de la corbeta “O’Higgins” para Mejillones y del blindado “Blanco Encalada” hacia Tocopilla, con el fin de que tomaran el control de ambas plazas.

Por la tarde de ese mismo día – con grandes dificultades provocadas por la inmensa cantidad de voluntarios chilenos residentes en Antofagasta que deseaban enrolarse – se creó la Guardia Nacional de esta ciudad, dotándola de armas y equipos que fueron llevados para tal efecto en la corbeta “O”Higgins”.

Así concluyó el 14 de febrero de 1879, cuando Chile tomó posesión de Antofagasta no por una decisión arbitraria, sino que como única respuesta posible ante la violación del Tratado de agosto de 1874 por parte de Bolivia.

Los actos inmediatamente posteriores a la ocupación de Antofagasta se sucedieron rápidamente. El 16 de febrero de 1879 viaja a Lima el canciller boliviano, Serapio Reyes Ortiz y pide al presidente Prado que se active el tratado secreto de alianza militar del año 1873. Dos semanas después, el 1º de marzo de 1879, Hilarión Daza declara Bolivia en estado de guerra, expulsa a los residentes chilenos y confisca sus propiedades.

Por
Guillermo Parvex.

1 Comment

  1. David Arancibia dice:

    Excelente resumen de lo que verdaderamente ocurrió. Fue una lástima que los amigos bolivianos y posteriormente los amigos peruanos se enfrascaran en una guerra que dejó tantas muertes y heridas hasta el día de hoy. Para nosotros quedaron los territorios con sus riquezas y la gloria inmarcesible de los chilenos de esa época, los más lindos que ha producido la Nación.

Responder a David Arancibia Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *