
Irregularidad, afrenta pública y agravio a nuestros héroes, en la resolución del consejo de monumentos nacionales, tras resolver el traslado del monumento público del general Manuel Baquedano González del destacado escultor nacional Virginio Arias, y de la Tumba del Soldado Desconocido.
13/02/2025
JULIO. MES DE HÉROES.
POR
JORGE VILLARROEL CARMONA
En efecto, al terminar este mes y mirar en retrospectiva, podemos determinar cuáles son los recuerdos que nos vienen a la mente de este mes que hoy se despide; y en este aspecto hay dos hechos de armas que marcaron el derrotero histórico militar.
El combate de La Concepción, por una parte, ocurrido el 9 y 10 de julio de 1882, donde la cuarta compañía del Chacabuco, con la misión de mantener esa guarnición serrana, fue atacada por fuerzas militares y nativos veinte veces superiores en número, siendo lo más asombroso que el capitán Ignacio Carrera Pinto rechazó el ofrecimiento de capitulación y murió combatiendo junto a los integrantes de la compañía. Como testigo de la acción militar está la bandera chilena que fue encontrada por la división del coronel Estanislao del Canto flameando hecha jirones, pero aún en el mástil.
Este hecho de armas marcó la impronta de que un soldado chileno no se rinde jamás y que, más tarde, en 1914 se dispuso por Ley N°1.488 que el día 9 de Julio sería reconocido como el “Día de la Bandera", ratificado mediante decreto MDN N°1.020 de 1939; y posteriormente, en 1952, con la promulgación de la Ley N°10.544 se dispuso también el contenido textual del Juramento a la Bandera.
Un monumento fue erigido en 1922, ubicado en el bandejón central de la avenida Bernardo O'Higgins, entre calle Dieciocho y la avenida Norte-Sur de Santiago, esculpido en bronce por la artista Rebeca Matte y encargado por el presidente Arturo Alessandri Palma.
El segundo hecho, paradojalmente, ocurrió al año siguiente en similar fecha, es decir, el 10 de julio de 1883, cuando tuvo lugar la batalla de Huamachuco, acción militar decisiva donde la fuerza militar chilena al mando del coronel Alejandro Gorostiaga perseguía al general Andrés Avelino Cáceres, quien se defendió en el cerro Cuyulga; la batalla fue sostenida por Cáceres hasta que se abrió una brecha, permitiendo a la infantería chilena atacar a la bayoneta y a la caballería cargar, logrando vencer al “Brujo de los Andes” —denominación aplicada al general Cáceres—, quien se retiró con sus diezmadas fuerzas hacia Ayacucho.
Esta batalla fue muy importante y con repercusiones estratégicas, pues permitió dar los pasos hacia el tan ansiado tratado de paz firmado el 20 de octubre de 1883, en Ancón.
Como conclusión, este mes de julio es un mes de héroes, que nos deja el recuerdo de los bravos soldados del Chacabuco y también nos recuerda los corazones de los cuatro oficiales que se encuentran en un túmulo ubicado en la entrada de la Catedral Metropolitana de Santiago.
Héroes que se fusionan en la historia militar chilena con los valientes caídos en la batalla de Huamachuco.
Ambos hechos de armas cobran especial importancia, pues uno inspira el Juramento a la Bandera y a la Patria de “hasta rendir la vida si fuese necesario”; y el segundo permitió llegar al acuerdo de paz y dar por terminada la guerra con el Perú.