Columnas de Opinión

  • Discurso Sociedad Chilena de Historia y Geografía
    Llamamos, para decirlo de una manera convencional, historiografía al proceso de escribir sobre el pasado, e historia al producto final de ese proceso. Por lo tanto, en palabras del historiador británico John H. Arnold, hay una diferencia sustancial entre la historia y el pasado. La historia es el final de un proceso cuya materia prima es el pasado. La narrati-va, en este esquema simple, es el vehículo que articula el relato, volviéndolo inteligible por medio de la palabra escrita. La ficción por su parte, es la hermana disoluta e irresponsable de la historia. Sue-le llegar tarde a la fiestas e irse después de que han terminado. Es entusiasta, vociferante, embaucadora, rebelde. Le da igual si el hecho del que se ocupa tuvo lugar o no, o si resul-ta inverosímil o impracticable. No se crea que por tanto la ficción opera libremente y a su antojo. Opera con independencia, sí, pero en ningún caso es libre de decir cualquier cosa. En palabras de Georges Duby, el autor de ficción sin ser esclavo de la realidad, lo es de la veracidad. Esto lo compromete y lo limita. Decía Chejov que si “en el primer acto tienes una pistola colgada en la pared, entonces en el siguiente debe ser disparada.”

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