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La Segunda Guerra Mundial había estallado en 1939 y arrastrado al esfuerzo bélico a buena parte de Europa. Las potencias del Eje mantenían en vilo a las naciones, mientras que Estados Unidos parecía mantenerse al margen. Cierto es que en dicho país, si bien había quienes pedían una intervención militar que fuera en ayuda de los aliados, las voces que abogaban por la no intervención de dicho país en la guerra eran también muy fuertes. Sin embargo dicha situación pronto se revertiría cuando, de acuerdo al presidente estadounidense de entonces, Franklin D. Roosevelt, llegaría la fecha que quedaría “marcada por la infamia.”

Sin que mediase provocación alguna, ni una declaración de guerra, la mañana del 7 de diciembre de 1941, el Imperio del Japón atacó la base naval estadounidense de Pearl Harbor, en Hawai, con el fin de neutralizar la Flota del Pacífico. Era necesario que esto ocurriera si Japón quería expandir su dominio e influencia en el Pacífico, sin que su rival en el área sirviera de mayor estorbo. El inicio de las hostilidades se produjo al amanecer del día 7 de diciembre de 1941, sorprendiendo a la base con dos ataques en oleadas sucesivas; la primera a las 6:15 de la mañana, siendo la más efectiva gracias al elemento sorpresa y la segunda a eso de las 7:15 horas. Hubo una corta tregua cuando se produjo el retiro de la primera oleada, la cuál fue aprovechada para preparar alguna defensa más efectiva contra la segunda que, en efecto, tuvo más dificultades para lograr sus objetivos, pero no por ello dejó de cumplirlos. A las 10:00 se detuvo el ataque y no se produjo una temida tercera oleada por parte de los japoneses que habría demorado aún más el proceso de recuperación del aparato militar y quizás obligado a los Estados Unidos a buscar bases más cercanas a su costa continental.

La flota estadounidense sufrió la pérdida (entre hundidos, destruidos o averiados) de tres cruceros, tres destructores, un buque escuela y un minador. Además se perdieron 188 aeronaves, murieron 2403 hombres y otros 1178 resultaron heridos. “Con la irrisoria pérdida de nueve cazas, quince bombarderos en picado y cinco aviones torpederos de los 384 aparatos que intervinieron en el ataque, la Marina Imperial Japonesa acababa de poner fuera de combate a todos los buques de línea de la Pacific Fleet.”(1)

Como consecuencia de este ataque, Estados Unidos le declaró la guerra a Japón al día siguiente, provocando que el 11 de diciembre de aquél mismo año, la Alemania de Hitler y la Italia fascista le declarasen la guerra en apoyo a su aliado de oriente.
Con esto, Estados Unidos entró de lleno en la Segunda Guerra Mundial.

Por
Academia de Historia Militar.

NOTAS AL PIE:
1.- Lidell Hart, Basil; Pitt, Barrie (coordinadores). “Así Fue la Segunda Guerra Mundial, Tomo II.” Editorial Anesa – Noguer – Rizzioli. 1972. p.320.

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