COMBATE DE CERRO GAVILÁN
05/05/1817
ACCIÓN DE CARAMPANGUE
27/05/1817

12 y 13 mayo 1817.

Con la victoria del Ejército de los Andes en la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 y el nombramiento de Bernardo O’Higgins como Director Supremo del Estado de Chile cuatro días después, el inicio del año 1817 vislumbró una firme reanudación del proceso independentista chileno. El gobernador Casimiro Marcó del Pont se dio a la fuga y fue prontamente apresado, mientras que el grueso de la fuerza militar realista se retiró a la provincia de Concepción. La causa patriota se halló de nuevo revitalizada por estos logros iniciales, pero sus líderes sabían que la victoria final no estaba asegurada hasta que se lidiara con el peligro que se estaba gestando en el sur.

Después de reagruparse tras su retirada de Chacabuco, las fuerzas del monarca español quedaron bajo la dirección del coronel José Ordóñez y el puerto de Talcahuano fue erigido como su principal base de operaciones[1] . Esto alarmó a los patriotas, los que recordaban claramente las funestas campañas de 1814 que tuvieron lugar en la región y vieron la posibilidad que el mismo resultado se replicase. En aquel momento, el encarnizado atrincheramiento de las fuerzas realistas en estas plazas fortificadas durante la temporada de lluvias desgató irremediablemente al primer Ejército Patriota y le dio una oportunidad a las fuerzas realistas para realizar un contraataque fulminante. Estos temores situaron a Talcahuano como la principal amenaza para la nueva administración republicana y ello impulsó su sitio por el Ejército Unido, encabezado por el propio O’Higgins a partir del 5 de mayo de 1817[2] .

Fuera de los beneficios defensivos que su posición les daba, los defensores de la plaza de Talcahuano también contaban con el acceso al mar para realizar correrías sobre propiedades patriotas y recibir aprovisionamientos de otros asentamientos fieles a la corona. De estos se destacaba la línea de fuertes que bordeaba la banda sur del río Biobío, fortalezas casi impenetrables que mantuvieron una estrecha coordinación facilitada por la comunicación fluvial y socavaron repetidamente las operaciones de los sitiadores. Viéndose frustrado en sus intentos de asaltar directamente al enemigo por la impenetrabilidad de Talcahuano y la fuerte caída de lluvias, O’Higgins comprendió que estos fuertes debían ser desarticulados y el abastecimiento proveniente principalmente de la plaza de Arauco suspendido con anticipación si deseaba realizar su cometido final.

La primera de estas localidades en ser atacada fue la plaza de Nacimiento, ubicada en la margen izquierda de la confluencia del río Biobío con el río Vergara y al centro de la línea de fuertes realistas. Fundada por el gobernador Alonzo de Ribera en 1604 y destruida por el levantamiento indio en 1655, el asentamiento fue reconstruido en una fortaleza de cal y ladrillo[3] . Reforzada en sus flancos por los escarpados barrancos de los ríos y contando con tres piezas de artillería para resguardar el pueblo colindante del mismo nombre, el fuerte de Nacimiento era para 1817 el fortín más impregnable del Biobío después de Arauco[4] .

La realización de esta tarea fue asignada la capitán José Cienfuegos, quién entonces se hallaba en la villa de Los Ángeles con cincuenta dragones a su disposición. Este renombrado militar ya hubo demostrado su competencia al ocupar Rere, Yumbel y la denominada Isla de Laja, afianzando la autoridad patriota al norte del Biobío. Contando en su capacidad, O’Higgins le encomendó la misión el 8 de mayo de 1817 y agregó a sus fuerzas un refuerzo de veinte hombres. Sin perder tiempo, las fuerzas del capitán Cienfuegos cruzaron el río Biobío el 12 de mayo y atacaron Nacimiento el mismo día.

En un comienzo combate no fue favorable para los atacantes patriotas. La tentativa del capitán Domingo Urrutia por apropiarse de la entrada principal del fuerte fue bruscamente detenida por una descarga enemiga, la que le mató tres hombres y le inutilizó el brazo de por vida. Pero Cienfuegos pudo prontamente equilibrar la balanza, logrando abrir una profunda trinchera en la entrada de la fortaleza y atrincherando sus fuerzas en las moradas del pueblo vecino[5] . Recuperando su energía durante la noche, el ataque fue reanudado a la mañana siguiente.

Los realistas sitiados empezaron a considerar su posición insostenible. A pesar de su favorable posición material, se hallaron en poco tiempo inhabilitados para conseguir más agua debido al intenso asedio de las fuerzas enemigas. La moral de los defensores también se vio afectada por las victorias patriotas previas, temiendo que no podrían recibir ningún socorro de parte de sus aliados. En vista de esta poca halagüeña situación, los defensores decidieron rendirse el mismo 13 mayo a las fuerzas de Cienfuegos e hicieron entrega del fuerte de Nacimiento[6] .

A este suceso siguió de manera casi inmediata una seguidilla de victorias para la causa independentista. La guarnición realista de Santa Juana, al enterarse de lo sucedido, decidió abandonar sus posiciones y retirarse hacia Arauco, mientras que el comandante Ramón Freire logro conquistar exitosamente la plaza de San Pedro. Con esta secuencia de eventos, el ejército patriota logró dominar la línea de fuertes hasta la altura de Concepción y, con mucho mayor significado, la nueva generación de soldados chilenos demostró su capacidad para el resto del mundo[7] .

Por
José Miguel Olivares

NOTAS AL PIE:

1. Barros Arana, Diego; Historia General de Chile, Tomo XI; Rafael Jover; Imprenta Cervantes; Santiago de Chile; 1890; p. 122.
2. Ibíd.; p. 157.
3. Mitre, Bartolomé; Historia de San Martín y de la Emancipación Sud-Americana, Tomo 2; Félix Lajouane; Imprenta P. Mouillot; 1899; 52.
4. Barros Arana; Op. cit.; pp. 159 – 160.
5. Mitre; Op. cit.; p. 54.
6. Barros Arana; Op. cit.; p. 160.
7. Ibíd.; p. 161.

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